Después de la implantación del primer servicio de tranvía entre Bilbao y Algorta, en 1876, este modo de transporte alcanzó en País Vasco un importante desarrollo de la mano, tanto de importantes redes urbanas como Bilbao y Donostia, como del establecimiento de diversos servicios interurbanos de largo recorrido que partían desde ambas capitales hacia las principales poblaciones del entorno.
La existencia de otras líneas de menor entidad como la de Irún a Fuenterrabía o los servicios eminentemente rurales de Pedernales a Bermeo y de Sodupe a Arciniega, la utilización del motor de sangre y el de vapor, así como la introducción pionera de la tracción eléctrica, el notable desarrollo del transporte de mercancías, unido a su temprana sustitución por otros medios de transporte, sobre todo el trolebús, le dan a los diversos sistemas de tranviarios implantados en el País Vasco una personalidad especifica.