El motor eléctrico se encarga de transformar energía eléctrica en energía mecánica. Su funcionamiento consiste en la interacción entre el campo magnético de un motor eléctrico y las corrientes de devanado para generar la fuerza del motor.
Estos motores tienen un gran uso industrial ya que podemos encontrárnosles tanto en ventiladores y bombas industriales, como en electrodomésticos, herramientas eléctricas, etc… El más grande de los motores eléctricos se usa en la propulsión de buques, mientras que los más pequeños se usan en relojes.
Tipos de motores: corriente continua y corriente alterna
Corriente continua (CC): este tipo de motor fue inventado por William Sturgeon en 1830 pero como suele suceder no fue un motor eficaz hasta 1871 cuando el ingeniero Znobe Gramme desarrolló la dinamo anillo de anclaje capaz de solucionar los problemas de Strugeon. Es a partir de 1886 cuando se adaptaron los motores eléctricos a la industria, gracias a los avances en las redes eléctricas de las ciudades, creando así un desarrollo industrial imparable.
Este tipo de motores tienen un voltaje inducido giratorio devanado de armadura y un marco del campo inducido no giratorio devanado que es un imán permanente. Los motores eléctricos de CC utilizan diferentes conexiones, y un devanado inducido para producir diferentes velocidades y la regulación de la torsión.
Corriente alterna (CA): unos años más tarde se crearon los motores de corriente alterna. Su inventor Walter Baily demostró la eficacia de este tipo de motor en la transmisión de energía eléctrica de alta tensión en grandes distancias (los motores de corriente continua no lo conseguían). Más tarde serían Nikola Tesla y Galileo Ferraris, cada uno por separado, los que desarrollarían estos motores primitivos hasta conseguir evoluciones muy parecidas a las que hoy se usan tanto en coches como en multitud de dispositivos.
Las partes principales de este tipo de motores son el estator que tiene bobinas que suministran energía y produce un campo magnético giratorio, y el rotor, que gira dentro de la bobina y está unido a un eje de salida que produce una torsión por el campo magnético giratorio.
En conclusión, los motores con corriente continua se usan en aplicaciones en las que la velocidad del motor debe ser controlada externamente, mientras que los motores de corriente alterna se usan en aquellos dedicados a proporcionar una gran potencia durante periodos de tiempo largos.